Los sueños que se volaron

Por Ximena García

Los niños del municipio de Palestina Caldas son alegres, juguetones, soñadores e inteligentes, algunos estudian y otros por las cosas crueles y duras del destino trabajan. Este es el caso de Juan Alexis Ríos Castaño un joven que solo pudo culminar segundo de primaria porque el proyecto de Aeropuerto Internacional Café le quitó el sueño más grande que tenía, ser un ingeniero eléctrico.
“Ese muchacho era lo mas de pilo para las matemáticas, siempre sacaba las mejores notas y era muy destacado entre sus compañeros”, cuenta con un cierto desconsuelo Martha LucíaCastaño Ortega la madre de Juan Alexis. Esta mujer tenía todas las esperanzas puestas en su menor y tercer hijo, desde los cinco meses ella le veía al pequeño muchas cualidades y fortalezas académicas, pero todo cambio en la entrega de notas de noviembre del 2005, en ese entonces Juan Alexis tenía 8 años recién cumplidos.
“Todo iba normal, la profesora me llamo, me felicitó y me dijo que Alexis había ocupado el primer puesto del salón, cuando acabó la reunión nos dijo que la escuela la iban a tumbar por ese proyecto del aeropuerto”, recordó la señora Castaño Ortega.
Juan Alexis vive en la vereda La Manuela del municipio de Palestina Caldas con sus padres y hermanos, tiene 18 años de edad y recoge tomates para ayudar con los gastos de la casa y para ahorrar, pues su novia Verónica tiene cuatro meses de embarazo.
De ese sueño de ser ingeniero eléctrico hoy ya solo queda el recuerdo, todo se empezó a desvanecer en el 2005 cuando se tuvo que despedir de sus compañeros y profesores sin una fecha establecida para el próximo encuentro, él en medio de su inocencia ese día no estaba triste los rumores decían que les iban a construir una escuela mejor, más grande y con mejores pupitres.
Esto es solo uno de los tantos problemas sociales que ha ocasionado el proyecto del Aeropuerto Internacional del Café que contará con una pista de 1.400 metros de longitud, ofrecerá vuelos sin escala a Europa, Norte América, países vecinos y vuelos nacionales, es en la actualidad uno de los proyectos más ambiciosos del país.
Para la construcción del impetuoso aeropuerto que evidencia el poder del capitalismo se tuvieron que demoler barrios, parques, casas, escuelas, fantasías e ilusiones de más de 17 mil personas que habitan Palestina entre esos los de Juan Alexis pues la Escuela Ventiaderos se sumó a los bultos de escombros.
Todos los días Juan Alexis caminaba 10 minutos de La Manuela a Ventiaderos a recibir las clases, “Yo lo mandaba con la bendición de Dios, con los cuadernos y con un bolis y una cuca para el descanso, mi marido y yo nos íbamos a trabajar tranquilos porque sabíamos que el muchacho no se nos iba a ir por malos pasos porque estaba estudiando, además soñábamos con el día del grado” dijo la progenitora con la mirada ida como buscando a un perdido en el cielo.
Los ejecutivos de la iniciativa con sus trajes perfectamente puestos y con zapatos finamente lustrados, citaron en diciembre del 2005 a los padres de los estudiantes de la Escuelas Ventiaderos, Policarpa Salavarrieta, Jardín Social y Antonio Nariño a una reunión, allí con algo de prepotencia como si ellos y sus hijos no les importaran, les explicaron que para los primeros meses del 2006 iba a estar construida otra escuela igual o en mejor condición a las que iban a demoler, ellos como caldenses que se respetan creyeron en la palabra, esa palabra que por estos lados es sagrada y leal.
“Se llegó junio del 2006 y nada que aparecían o construían algo, Juan Alexis empezó a trabajar conmigo sembrando y recogiendo lo que estuviera en cosecha, yo prefería que él estuviera conmigo a que se quedara en la casa solo todo el día cogiendo malos vicios, así pasaron los meses y nada que decían nada de la escuela”, contó la madre con algo de desespero al recordar aquellos días donde jugaron con la ilusión de ver a su hijo triunfar.
Los niños que aprendían en la Escuela Ventiaderos quedaron deambulando, los que tenían las condiciones económicas para trasladarse a las veredas aledañas para ir a estudiar siguieron su camino académico y los menos favorecidos como Juan Alexis, les tocó aprender a trabajar y a sobrevivir dejando a un lado la gran meta de ser profesionales. Palestina vio desvanecer a futuros médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, en fin, vio morir grandes sueños.
Al respecto el Director Técnico del proyecto Aeropuerto Internacional del Café, Wiliam Pérez Giraldo manifestó: “Las cuatro escuelas que se tumbaron para poder construir el aeropuerto se compensan completamente con la Escuela La Sagrada Familia que entregó Aéreo Café en Palestina en el 2010, esa decisión estuvo a cargo del gerente del momento Francisco Cruz Prada, el cual llegó a ese acuerdo con el alcalde de turno y las directivas de las escuelas. Se compensó con una sola sede las escuelas que se habían demolido, la cual recibe diariamente 1.200 estudiantes en dos turnos”.
En definitiva el proyecto olvidó a los niños de las veredas, segregó a los que no tenían transporte para ir a estudiar, los sacó de las listas de los afortunados colombianos que estudian y los incluyó en la estadística de un millón de niños que están por fuera del sistema educativo en el país.
Hoy 10 años después Juan Alexis solo desea que el hijo que está esperando pueda estudiar, ve en ese bebé que aún le falta varios meses para nacer una esperanza y una luz de cambio. No abandona el sueño de terminar el bachillerato y hasta le alcanza para soñar con la ingeniería, pero es consiente que el tiempo va en contra y que el trabajo y la responsabilidad no da espera.

Un comentario en “Los sueños que se volaron

  1. Como Palestinense voy a desempolvar esta investigación para que otros la lean y vean la falta de escenarios deportivos para los estudiantes de La Sede <<<<Antonio Nariño de La Colina del viento.
    Compensará esa hermosa sede ¿con tres instituciones desaparecidas?

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